Y cuando comencé a notar que sobre mi
cabeza había un cielo cubierto de una inmensa capa de nubes grises,
cuando deparé en que la lluvia pasó a convertirse en la monotonía
de mi vida y llegué a pensar que ya nada podría ir a peor...
aparece, de la nada, un diminuto rayito de sol:
Un soslayo de luz que lucha día tras
día para eliminar todos esos nubarrones, que pretende que salga a la
calle sin ese caparazón que me había construido a base de paraguas
y chubasquero. Y cuyo objetivo principal es que en mi cara, se dibuje
permanentemente una sonrisa.
Y es que, como siempre, en el momento
menos esperado aparece algo que te cambia la vida, dándole un giro
por completo. Bueno ¿algo?... más bien alguien.
Ese alguien consiguió arrancarme
sonrisas y carcajadas cuando mi mundo se desmoronaba por completo.
Esa persona confió en mi desde el
principio, y me aportó lo poco que tenía sin exigir nada a cambio.
Él, es el primero que me da los buenos
días desde que se despierta, y el último que se despide deseándome
que pase una buena noche.
Él es el que ha sabido perdonar mis
fallos imperdonables, y el que me ha dado una segunda oportunidad.
Él escucha mis más absurdas tonterías
día tras día, me anima, me apoya y me dirige hacia el camino
correcto.
Esa persona me demuestra -a base de
hechos y palabras sinceras- que valgo la pena, y que me merezco algo
muchísimo mejor.
¿Sabes? Me encanta todo esto, y por eso, por ese mismo motivo seguiré aquí; enviándote
paquetes de numerosos besos voladores, aportándote achuchones
gigantes, escuchándote, animándote cuando no todo vaya del todo
bien y dándote consejos.
Seguiré aquí, riéndome de todas y
cada una de tus chorradas, explicándote el significado de palabras
que no has oído en tu vida y diciéndote <<agggg>> cada
vez que te rías de esa forma tan cortarrollos que solo tu sabes
hacer.
Seguiré ahí, a tu lado, para
conocerte mejor: seguiré aquí para lo que tú me pidas. Para lo que
quieras.
¿Y sabes por qué? Pues porque vales
montón, te mereces muchísimo y eres especial.
Gracias. Por haberlo dado todo por mí,
por protegerme, defenderme, por haber hecho que mi vida cambie por
completo, y por ser el responsable de la mayoría de mis sonrisas.
Recuerda, no pararé hasta que consiga añadirle a tu vida todo lo
que tu le has aportado a la mía.
Te odio lebrancho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario